No pienso en dinero,
pienso en el valor sentimental que damos a una vida o, mejor dicho, a
cuando una vida se acaba.
Me ha llegado un
tuit que decía “Siria, un positivo en coronavirus, medio millón
de muertos”, y no nos importa nada.
Sin embargo, miramos
cada día la actualización de los muertos por coronavirus, los
sentimos, cada día nos impresionamos de las cifras que, siendo mucho
menores a las de Siria, nos afectan mucho más.
He extraído una
conclusión: si una catástrofe no nos afecta directamente o no
afecta a nuestros seres queridos, para nosotros, no es una
catástrofe, es simplemente una noticia que si podemos no queremos escuchar.
Con la pandemia del
coronavirus, siempre he pensado que los países que más se verán
afectados serán los subdesarrollados, los de África por ejemplo.
Creo que la enfermedad se cebará con la población pero como llegará
cuando nosotros estemos mucho mejor, no nos importará.
Entre que no tendrán
dinero para comprar test y que están lejos, los datos se
minimizarán, intentaremos no escuchar más noticias de muertos, que
ya hemos tenido bastante.